Tangled up and rooted in between chilean folklore, gaucho laments and an electric landscape sung by mechanical birds, Ahrre is a record that portrays a vernacular decay, as well as it rejoices in the streams still flowing through it's traditions. The result is a set of impressionist scenes, which make use of the recording quality and the distorting effects of basic digital technology as aesthetic resources. The low-fidelity textures are applied to the sound as virtual varnishes that fuse melody and soundscape into a distant and mysterious fog.

The treatment of sound coming from a recording device such as a cellphone is crucial. Guitar compositions are shrouded in an impending rash, as if coming from inside a layer of decaying sonic skin. There's also a sense of hearing an aloof AM transmission, or an archive of field recordings scarred by the harshness of dust and moisture. The folk traditions that Rambu assimilates and the warmth in his arrangements seem fractured and threatened by the medium holding them, as half obliterated stories in an ancient binary parchment. It's all about substance and texture, at the edge of palimpsest.

The word "Ahrre" is a twist of the interjection "arre!", an hispanic expression shouted by riders to rush horses into battle or racing, but this record is more on the key of whispers. Sometimes drowned in hazy atmospheres, surrounded by electronic neighs and trills, the compositions seem to sprout from desolate land. Ahrre is the work of a craftsman whose might, even though solitary and bruised, appears as an eager ghost handcar returning home through a dilapidated digital railroad.


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ESPAÑOL:

Radicado entre folclore chileno, lamentos gauchescos y un paisaje eléctrico cantado por pájaros mecánicos, Ahrre es una obra que retrata una decadencia vernácula, a la vez que se regocija en las regueras que aún fluye por sus tradiciones. El resultado es un conjunto de escenas impresionistas, que aprovechan la calidad de grabación y las distorsiones propias de una tecnología digital básica como recursos estéticos. Las texturas de baja fidelidad se aplican al sonido como barnices virtuales que fusionan la melodía y el paisaje sonoro en una niebla lejana y misteriosa.



El tratamiento del sonido obtenido de un dispositivo de grabación como lo es un teléfono celular es crucial. Las composiciones de guitarra están envueltas por un inminente sarpullido, como viniendo desde el interior de una piel sonora en descomposición. Tenemos la sensación de estar escuchando una remota transmisión AM, o un archivo de grabaciones de campo heridas por la inclemencia del polvo y la humedad. El folclor que Rambu asimila y la calidez de sus arreglos parecen fracturados y amenazados por el medio que los sostiene, como cuentos obliterados en un antiguo pergamino binario. Todo se trata de materia y textura, al borde del palimpsesto.



La palabra "Ahrre" es una mutación de la interjección "arre!", expresión gritada por los jinetes para espolear a su caballo hacia la batalla o la velocidad, pero este disco más bien está en la clave de los susurros. A veces sumergidas en atmósferas nebulosas, rodeadas de relinchos y trinos electrónicos, las composiciones parecen brotar de una tierra desolada. Ahrre es el trabajo de un artesano cuya fortaleza, aunque solitaria y contusa, aparece como una dresina fantasma que retorna a casa por la derruida vía férrea digital.